sábado, 12 de marzo de 2011

LA POÉTICA DE LO COTIDIANO. Entrevista con Abbas Kiarostami 22 de noviembre del 2002

Ten se basa en una estructura narrativa sutil que intenta mostrar hechos válidos para cualquier persona del mundo. La acción transcurre en un automóvil, los protagonistas son cinco mujeres y un niño. En diez secuencias se alternan personajes que dialogan entre ellos, escenificando la vida cotidiana. No hay un verdadero hilo narrativo. Es el espectador quien, de frente a esta realidad, debe reconstruir y relacionar las escenas. Pequeños fragmentos en los que las mujeres hablan de bodas, divorcios, traiciones, religión, sexo y otras cosas por el estilo.
Ten no se ha proyectado en Irán porque la censura quiso imponer al director un recorte de treinta minutos. Además de hablar de su último trabajo, Kiarostami expresa sus ideas sobre el cine europeo y sus problemas económicos, que en su opinión bloquean el desarrollo del cine como arte.

Sus películas cuentan con el apoyo de productores europeos. ¿Qué relación tiene con Europa desde un punto de vista económico?
Muchas películas mías han contado con financiación europea. Aun así, es un aspecto que considero secundario, porque cuando hago una película sólo me ocupo de los aspectos artísticos. Cuando termino mi trabajo delego en otros la tarea de encontrar financiación en Europa. Yo trabajo con autonomía total. Soy un director independiente que se abre camino por donde quiere ir. Ni siquiera me preocupa saber el número de espectadores que verán la película. Estoy consciente de que mis películas están a años luz de las europeas y estadounidenses en términos de espectacularidad y acción. Y tomo en cuenta que tal vez al público le cautiven menos largometrajes como Ten. Pero también hay que pensar que diez segundos de La guerra de las galaxias cuestan lo mismo que toda una película mía. Por lo que no deseo operaciones económicas que terminen en pérdidas y me siento libre para experimentar, para buscar soluciones cinematográficas alternativas. Además, con Ten he utilizado la tecnología digital y esto me ha permitido contener los gastos y reducir el número de colaboradores. Por último, todos los actores son aficionados. En pocas palabras, el aspecto económico y la producción no inciden en la creación y realización de mis películas.

¿Y cuál sería entonces el aspecto fundamental de sus obras?
Para mí lo que más cuenta es el valor para experimentar y el atrevimiento sin que me intimide la perspectiva de que sólo habrá tres espectadores en la sala. Desafortunadamente, desde un punto de vista artístico el cine, en comparación con la pintura o la música, ha detenido su desarrollo. Se depende demasiado del capital. Y Europa, al igual que Estados Unidos, ha aceptado que el cine se convierta en un mero momento de entretenimiento.

Últimamente tuvo un problema con las autoridades estadounidenses pues no le concedieron el visado para ir a Nueva York a la presentación de Ten. Dejando a un lado la cuestión política, ¿le induce esta hostilidad totalmente injustificada en su contra a hacer diferencias entre Estados Unidos y Europa, en donde siempre ha sido bien recibido?
Desde un punto de vista político sólo quiero decir que mi caso no es muy importante, si tomamos en cuenta el contexto general. Aunque Bush fuera un cinéfilo apasionado de mis películas, y en consecuencia supiera que no se me puede relacionar con los fundamentalistas, tampoco habría obtenido el visado. Estamos en tiempo de guerra y no se hacen excepciones. En cuanto al cine, la única distinción que hago es entre cineastas independientes y no independientes. Desgraciadamente predomina el punto de vista estadounidense y los europeos sucumben a éste. Son pocos los autores que actúan con total libertad y esto no es cuestión de nacionalidades. Moretti y Angelopoulos son de los pocos que verdaderamente hacen cine independiente, aunque también hay otros, por ejemplo en China, e incluso en Estados Unidos.

Mazzino Montinari (Cineuropa)

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