lunes, 28 de febrero de 2011

Philippe Garrel



Libertad, revolución y autenticidad

Philippe Garrel es una de las figuras más independientes del panorama cinematográfico francés, descendiente directo de la nouvelle vague, pero también de Robert Bresson y Jean Eustache.

A lo largo de su carrera, iniciada en 1964, desarrollo un cine aislacionista y también retrató determinados e importantes fragmentos de la historia reciente, pasando por reflexiones sobre la pareja, las drogas y la propia actividad cinematográfica.

Hijo del veterano actor Maurice Garrel, hermano de Thierry Garrel (una de las personalidades decisivas de La Sept) y padre del actor Louis Garrel (muy popular desde su trabajo en The Dreamers (2003), de Bernardo Bertolucci).

A lo largo de su carrera Philippe Garrel ha convocado a actrices de características tan marcadas como Jean Seberg, Bulle Ogier, Tina Aumont, Anne Wiazemski, Emmanuelle Riva, Mireille Perrier, Anémone y Catherine Deneuve, y también a la cantante Nico, que fue su pareja durante años.

Sus películas, hechas de rostros y sentimientos límite, oscilan entre la crudeza airada de La cicatrice intérieure (1970), uno de los títulos fundamentales de su primera etapa, y la sesgada emoción de films como Un ange passe (1975), L’enfant secret (1979), Les baisers de secours (1988), La naissance de l’amour (1993) –con música de John Cale— y Le vent de la nuit (1998), además de Les amants réguliers (2005) por la que recibió el León de Plata al mejor director en el Festival de Venecia, entre otros premios.


Entrevista a propósito de “Les amants réguliers”




Por cuál motivo Les Amants réguliers empieza con una referencia explicita a un filme de Jean Eustache?
Copié intencionalmente una escena de La Mamá y la puta en homenaje a Jean Eustache que era mi amigo y que se suicidó en 1981. Los dos éramos el resultado del cine de Truffaut y Godard y pienso que las películas deben hacer obra de testimonio y dejar un rastro no censurado. Por otra parte, Francia tiende a excluir Mayo 68 de la Historia. Pero Les Amants réguliers se inscribe también en una raza, la de un cine que encuentra que L'Atalante de Jean Vigo es la película más bella del mundo.

Cuánto hay de autobiografía en su película?
No mucho, al contrario de lo que se podría pensar. Por supuesto, viví esta persecución sobre los techos de París para escapar a la policía, esta guerra civil. Pero la película tiene más de una novela y se inspira sobretodo en la literatura y en particular de Stendhal con El rojo y el negro y La cartuja de Parma. Ya que mi película se resume a cómo el amor nos hiere, luego nos salva antes de perdernos de nuevo.

Más allá de la guiñada a Bernardo Bertolucci con uno de sus personajes evocando su filme Antes de la revolución, cómo se sitúa Les Amants réguliers en relación a Soñadores(2003) que trataba también Mayo 68?
No podía de ninguna manera hacerle a sombra ya que es una gran producción internacional y no puedo luchar contra Lo que le viento se llevó. Pero en el espíritu de las series B que son rodadas en los decorados de las series A, debo decir que tomé los trajes y los figurantes de Soñadores. Esta película de Bernardo Bertolucci es sin embargo muy importante ya que da una visión positiva de la revolución que dio la vuelta de las salas del mundo entero. Y es bastante raro, excepto para Viva Zapata de Elia Kazan.

¿Cómo logra conciliar la exigencia de su cine y las obligaciones financieras?

Debo filmar muy rápidamente, en una sola toma, dos si es necesario, ya que los medios financieros son limitados. Les Amants réguliers fue filmada en 39 días con 1,5 millón de euros de presupuesto y toda mi película girada es montada. Pero no me quejo ya que no se pueden realizar películas a grandes presupuestos sin perder su libertad y el arte no es una cuestión de medios. Es ya excepcional que cada película pueda existir. Cuando un filme es auténtico e independiente hace parte de lo imposible.


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